El síndrome compartimental: Los peligros de la exigencia en el ejercicio

El síndrome compartimental crónico por ejercicio es una causa de dolor en las extremidades de personas que realizan actividad física de forma repetida. Los músculos de nuestro cuerpo están agrupados en compartimentos. Éstos están envueltos en un tejido conjuntivo que funciona como una funda y cuyo nombre es fascia.

Esta patología ocurre cuando se da un aumento de la presión en uno de estos compartimentos cerrados poco o nada extensibles. Esta situación ocasiona una reducción del flujo sanguíneo en los tejidos del mismo, pudiendo llegar a lesionarlos. Se puede manifestar de dos maneras: como un trastorno agudo de comienzo rápido o como un problema crónico en el que los síntomas aumentan y disminuyen durante meses o años.

Tipos:

  • Síndrome compartimental agudo: Aparece de forma rápida y progresiva. Refiriere un dolor intenso que no se resuelve de forma espontánea con el reposo. Requiere tratamiento urgente para evitar que se produzcan lesiones irreversibles en los tejidos del compartimento afectado. Suele ser inducido por traumatismos, fracturas, contusiones…etc.
  • Síndrome compartimental crónico: Se asocia a la realización repetida de actividad fisica. Suele verse en deportistas cuyo nivel de ejercicio eleva la presión intramuscular. Esto hace que los tejidos en el interior del compartimento afectado aumenten de tensión y sean dolorosos. El dolor desaparece rápidamente con el reposo. Generalmente no se producen secuelas permanentes en el tejido afectado. Los síntomas suelen ser bilaterales. La mayoría de las veces, ocurre en deportistas jóvenes.

Los compartimentos de la pierna en general, son los más frecuentemente afectados. Sin embargo, este síndrome también se ha descrito para el hombro, brazo, antebrazo, mano, glúteos, muslo y pie.

¿Cómo se produce?

En el caso del síndrome compartimental crónico, cuando se realiza una actividad física intensa, las fibras musculares situadas en los compartimentos pueden hincharse hasta alcanzar 20 veces su tamaño. Del mismo modo,  se produce un aumento del flujo sanguíneo y del flujo intersticios. Esto hace que aumente la presión de ese compartimento, que por otra parte, no puede extenderse. Este aumento de presión finalmente hace que se reduzca el flujo sanguíneo y el retorno venoso. De esta manera, cuando el flujo sanguíneo es insuficiente para satisfacer los requisitos del músculo, el deportista experimenta dolor si continúa con la actividad. Otros síntomas que se pueden llegar a sentir son calambres en el compartimento afectado, pérdidas y alteraciones en la sensibilidad, debilidad muscular…etc.

Tratamiento:

En los casos crónicos, el tratamiento conservador puede ser de utilidad cuando el paciente esté dispuesto a cesar o reducir el nivel de actividad que produce los síntomas. Es razonable introducir un programa de acondicionamiento apropiado que permita al deportista continuar haciendo ejercicio y no cesar la actividad por completo.

En caso de que el paciente no esté dispuesto a modificar su programa de ejercicio, se puede considerar la posibilidad de realizar una intervención quirúrgica dirigida a cortar la fascia y disminuir así la presión en el compartimento durante el ejercicio.

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