Cuando nos planteamos este propósito por primera vez, es importante seguir unas pequeñas pautas con el objetivo de hacerlo de forma segura y prevenir así los peligros más importantes. Como ya hemos dicho en artículos anteriores, el primer consejo antes de empezar con una actividad física de cierta intensidad, es acudir a profesionales de la salud. Pasar una valoración médico-deportiva que nos confirme que nuestro cuerpo está preparado para la actividad que queremos realizar, en este caso la carrera.
¿Qué necesito para salir a correr?
La primera duda que nos puede surgir a la hora de comenzar a correr es, ¿qué necesito?. Correr es un deporte sencillo que no requiere de mucho material técnico, pero sí conviene hacerse con un mínimo:
- Zapatillas. Una zapatilla que sea buena para nuestro pie nos aportará protección, prevención de lesiones y comodidad. La elección se puede hacer en base a múltiples factores: tipo de pisada, peso, superficie por la que se va a correr, necesidad de amortiguación…etc. Es recomendable asesorarse bien para elegir la que más se adapte a nuestras necesidades.
- Calcetines. Aunque no lo parezca, elegir bien el calcetín que vamos a utilizar también es muy importante. Es el primer elemento que va en contacto con nuestro pie. La finalidad es que se ajuste bien, que no molesten las costuras y que aporte una buena absorción de la humedad y el sudor del pie. Evitaremos así para la aparición de ampollas.
- Pantalón y camiseta. Esto tiene menos importancia, simplemente la ropa debe ser cómoda, ligera y con capacidad de absorber el sudor.
¿Dónde y cuándo debo correr?
La segunda duda que probablemente nos surja será dónde y cuándo vamos a salir a correr. En principio no tiene porqué haber limitación horaria. Cualquier momento del día es adecuado. Depende de los gustos de cada uno y de la disponibilidad. En relacion a los ritmos circadianos, es recomendable hacerlo por la mañana. Es el momento en el que nuestro cuerpo está más activado. Además, si lo hacemos a primera hora de la mañana, incrementaremos la actividad del metabolismo basal durante las horas posteriores al ejercicio. Esto sería una buena estrategia para perder peso.
Con respecto a dónde correr, un buen consejo para principiantes es elegir una ruta sin muchas inclinaciones. Las cuestas nos fatigarán más y es posible que no podamos completar el entrenamiento. Al principio es importante no alejarse en exceso del punto de partida. Así, si nos fatigamos, estaremos cerca para volver al inicio sin problemas.
¿Cómo debe ser mi entrenamiento?
Por último, tendremos que pensar también cómo vamos a programar el entrenamiento, en cuanto a intensidad y duracion del mismo. Deberemos hacerlo de forma progresiva. Con el entrenamiento estaremos haciendo trabajar al cuerpo y con el descanso posterior se producirá la adaptación y la mejora del estado físico, por lo que no deben aumentarse las cargas de entrenamiento más rápido de lo que el cuerpo tarda en adaptarse. Tener un plan de entrenamiento ayuda a mantenerse firme en el propósito de correr habitualmente, de manera que ir alcanzando pequeños objetivos marcados proporciona confianza y motivación.
Primero los ejercicios previos de movilidad de las articulaciones, seguidos de unos minutos de calentamiento activo para activar la musculatura. A continuación, se realiza la parte principal (en este caso sería la carrera) y una vez finalizada, acabaríamos con una “vuelta a la calma” suave durante unos minutos que nos permita recuperar progresivamente. Por último, realizar una pequeña tanda de estiramientos. La mejor manera de empezar a correr es intercalar caminatas enérgicas con trotes (corriendo) muy suaves, donde caminar adquiere una mayor proporción que correr y, de manera gradual, se van invirtiendo las proporciones.
La clave para empezar a correr la encontraremos en la constancia, siempre (o casi siempre) necesitaremos grandes dosis de fuerza de voluntad y motivación para salir a correr, sobre todo durante los primeros días, pero una vez nos habituemos todo será más llevadero, y en unas pocas sesiones comenzaremos a observar nuestras mejoras.