El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) viene del virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Este síndrome consiste en un estado por el cual el sistema inmune de la persona empieza a fallar y el cuerpo comienza a deteriorarse.
La infección del retrovirus puede darse en cualquier persona, independientemente de la edad, el sexo o raza. Se puede transmitir por diversas vías: sanguínea, fluidos corporales como semen o vaginal, perinatal o en la lactancia.
¿Cuál es la sintomatología del VIH?
El VIH presenta diversas sintomatologías características en función del estadío en el que se encuentre.
- La primera fase es la más asintomática. Dentro de este periodo se va expandiendo la infección por el cuerpo, afectando a los linfocitos T del cuerpo.
- La segunda etapa, conocida como pre-SIDA, es en la cual comienzan a aparecer los primeros síntomas. Estos síntomas se presentan de manera oportunista, como infecciones tipo herpes zoster, candidiasis oral o problemas en retinas.
- En la última etapa, conocida como SIDA ya se empiezan a notar cambios más importantes en el cuerpo, tales como:
- Lipodistrofia: consiste en una disminución de la grasa subcutánea del cuerpo, especialmente en las zonas distales como piernas y brazos, y cursando con un aumento de la grasa que envuelve a los órganos. Puede llegar a ser también una consecuencia por la medicación antirretroviral.
- Síndrome de maciación o “wasting syndrome”: Consiste en la disminución de la cantidad de líquido de la masa corporal de la persona (mayor de masa corporal, menor de masa magra), dejando la parte del tejido adiposo. Por tanto presentan déficit de proteína y afecta a la musculatura reduciendo la capacidad de realizar las actividades de la vida diaria.
- Estado hipermetabólico, que provoca un aumento progresivo del gasto energético. Esto provoca una mala absorción de los alimentos y promueve una afectación del tracto gastrointestinal, pudiendo llegar a anorexia.
- Debilidad muscular como consecuencia de la fatiga y astenia que provocan los síntomas anteriores. Este hecho conlleva a una disminución de las actividades de la vida diaria.
Las deficiencias que provoca la infección, ya sea de forma transitoria o permanente, necesitan de un tratamiento multidisciplinar. De esta manera podemos abarcar correctamente todos los planos de actuación de la salud. Uno de estos profesionales es el fisioterapeuta, ya que existe una degeneración progresiva del estado físico y puede asistir a la mejoría de la calidad de vida del paciente.
¿Qué puede hacer un fisioterapeuta ante un paciente con VIH o Sida?
La principal función del fisioterapeuta en pacientes con SIDA consiste en orientar ejercicios para reducir las consecuencias de la enfermedad. Las herramientas que se emplean para la mejora de la calidad de vida son:
- Cinesiterapia. Las actividades físicas dirigidas ayudan a la musculatura, tanto con ejercicios aeróbicos como de resistencia muscular. Así como no sólo favorecerán a las fibras musculares, sino a nivel psicológico ayudaran a disminuir el estrés y la depresión producida por la limitación de movimiento progresivo que cursa la infección.
- Human Tecar Synergy Viss. El uso de la tecarterapia que ayuda al equilibrio, la fuerza muscular y disminuye el dolor por fatiga de las fibras musculares.
- Radiofrecuencia Human Tecar. Ayuda a regenerar la pérdida de colágeno, vascularizar la musculatura y disminuir la tensión muscular provocado en otros puntos por debilidad de musculatura agonista.
Por otro lado una buena alimentación ayuda a que la masa magra no se pierda tanto. En Clínicas Om contamos con una especialista en nutrición que mediante el uso del BIOTEKNA puede crear una dieta que se ajuste al déficit de proteína y masa magra, ayudando a que la musculatura esté más receptiva para activarse y reducir la fatiga.
La fisioterapia en enfermos de ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica)
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