Existen diferentes tipos de protectores solares, y con la llegada del verano queremos hacer un repaso por los distintos tipos que existen. ¿Sabes realmente cómo funcionan estos protectores solares? ¿Cómo afectan a nuestro organismo estos filtros que evitan que nos quememos?
Una exposición controlada, evitando las horas donde la radiación es más perjudicial, es saludable y necesaria para nuestra salud. Es fundamental para la síntesis de vitamina D, necesaria para fijar el calcio de los huesos.
El problema aparece cuando esa exposición se prolonga en el tiempo o se realiza en las horas de mayor intensidad.
Existen tres tipos de filtros: químicos, minerales y vegetales o biológicos. A continuación, vamos a exponer las características y diferencias entre los distintos tipos, intentando aclarar cuál sería el más recomendable.
Protector solar con filtro químico
En los protectores solares con filtro químico, los grandes grupos que se utilizan son benzofenonas, camcenos y oxicinamatos. Se ha demostrado mediante numerosos estudios científicos que estos grupos químicos actúan como disruptores endocrinos, interfiriendo en el sistema hormonal. Se trata de antiandrogénicos, que modifican el comportamiento de las hormonas sexuales. Esto puede conllevar graves problemas de salud como deficiencias en la síntesis de vitaminas o en la secreción de hormonas. Puede incluso provocar enfermedades como el cáncer.
El protector solar químico interfiere también en el método de protección natural que poseé nuestro organismo: la melanina y el sudor, que contiene un ácido que es un potente protector. Para evitar “que se nos vaya” la crema, estos protectores tienen una sustancia que dificulta la sudoración, taponando los poros y reteniendo las toxinas en el interior de nuestra piel.
Otro de los problemas que presentan, es que impiden la correcta síntesis de vitamina D: necesitamos la exposición solar para ello. Somos el país europeo con más deficiencia de vitamina D, siendo el que goza de más días de sol al año.
Por último, tenemos el problema de la contaminación del medio ambiente. La mayoría de las sustancias químicas que los componen son derivados del petróleo, tóxico para nuestros océanos, generando una amenaza ecológica para los arrecifes de coral.
Como alternativa a los problemas que presentan los protectores químicos, bien ocultos tras un estupendo marketing, tenemos los protectores con filtros físicos y con filtros vegetales o biológicos.
Protector solar con filtro físico o mineral
Estos protectores están elaborados a partir de polvos minerales inertes como el óxido de zinc y el dióxido de titanio. Forman una pantalla que refleja la luz solar impidiendo que penetren los rayos UV, sin intervenir en nuestro organismo.
Debemos tener la precaución de informarnos bien antes de comprarlos. Algunos de ellos poseen nanopartículas, que podrían atravesar la membrana celular, siendo peligroso para la salud.
Protectores con filtro vegetal o biológico
Todavía no se encuentran reconocidos como filtros solares, ya que el protocolo de medición excluye cualquiera que no sea químico. Existen filtros vegetales que ayudan a proteger de los rayos UV, sin embargo, todavía no deben utilizarse únicamente, si no que se recomienda su combinación con algún filtro solar físico no nanoparticulado.
Por toda la controversia que generan los protectores solares, debemos ser prudentes y hacer caso al sentido común. No exponernos al sol en las horas de mayor incidencia de los rayos, buscar la sombra en las horas de mayor intensidad, y no realizar exposiciones prolongadas.
Hay que tener en cuenta que el factor de protección indica el tiempo de exposición que podemos estar expuestos al sol “protegidos” sin quemarnos. Por lo tanto, no es tanto una cuestión de factor alto como de repetición frecuente de la aplicación.
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