Prebióticos y probióticos, ¿Qué son y cómo nos ayudan?

En la actualidad, la suplementación natural está cada vez más extendida y popularizada. ¿Quién no ha oído a un compañero o amigo decir que estaba tomando magnesio para cuidar sus articulaciones u omega 3 como prevención de riesgo cardiovascular, o probióticos para mejorar su tránsito intestinal?

Hoy vamos a aclarar las diferencias entre los probióticos y los prebióticos, cuándo están indicados, sus beneficios y su importancia ante determinados problemas de salud.

El 80% de la población  presenta un desequilibrio en la flora intestinal provocado por una mala alimentación, cambios dietéticos, uso de antibióticos, etc. Este desequilibrio, puede ser el desencadenante de alteraciones tales como el estreñimiento, el síndrome del colon irritable, migrañas, asma, alergias o dolores articulares.

El tubo gástrico-digestivo es el órgano inmunológico más importante de nuestro cuerpo. Se encuentra en continuo contacto con el mundo exterior a través de la gran superficie que tapiza la pared intestinal (microvellosidades).

Aproximadamente 100.000 millones de bacterias habitan en el interior de nuestros intestinos. Muchas de ellas patógenas o tóxicas y pueden terminar desencadenando enfermedades en nuestro organismo. Por ello, queremos hacer hincapié en la importancia de mantener sano nuestro tracto digestivo. Esto dependerá de una interacción favorable entre las bacterias buenas (probióticas) y las malas (patógenos).

¿Qué son los prebióticos?

Se trata de una fibra alimentaria soluble no digerible que, tras su ingesta, provoca un beneficio en el individuo. Estimulan selectivamente el crecimiento y/o actividad de un número limitado de “bacterias buenas” o bifidobacterias en el colon. Dichas bacterias tienen la capacidad de mejorar la salud, saneando el medio intestinal e influyendo en la flora digestiva. Consiguen también aumentar la respuesta  inmune y mantienen a raya la inflamación del organismo.

¿Qué beneficios nos aportan?

Los FOS (fructo-oligo-sacáridos) son los prebióticos más recomendados por lo general. Por sus propiedades, promueven el crecimiento de bifidobacterias beneficiosas y reducen el pH fecal. Como consecuencia, se reducen los patógenos potenciales en la microbiota fecal y por lo tanto, mejora el sistema inmune.

¿Qué son los probióticos?

Son microorganismos vivos que cuando son administrados en cantidades adecuadas producen efectos beneficiosos sobre la salud. Se utilizan para repoblar la flora intestinal cuando ha sido dañada, por ejemplo, por el uso de antibióticos. También son recomendados cuando se encuentra debilitada por determinados tratamientos, como por ejemplo, la hidroterapia de colon.

¿Qué beneficios nos aportan?

Las cepas de bacterias usadas con más frecuencia son lactobacillus, lactococcus y bifidobacterium. Entre sus numerosos beneficios podemos destacar:

  • Activación antimicrobiana contra patógenos
  • Ayudan en el proceso de la digestión (contienen enzimas)
  • Producción de ácidos grasos de cadena corta: si no están presentes en el epitelio del intestino, éste es incapaz de crear una barrera protectora
  • Disminución del pH: los ácidos grasos de cadena corta disminuyen el pH reduciendo el crecimiento de inquilinos intestinales patógenos y favorecen la absorción de calcio, magnesio y zinc.
  • Mejoran la condición de la pared intestinal: una flora intestinal no equilibrada puede provocar un empeoramiento de la pared intestinal, dando lugar a la “permeabilidad intestinal” o “síndrome del intestino pinchado”. Esta situación está relacionada con un gran número de enfermedades como la hipersensibilidad, alergias alimentarias, sobrecarga hepática…
  • Mejora el metabolismo del colesterol
  • Ayuda en la producción de vitaminas

Al comenzar a tomar probióticos, el paciente puede notar una mayor producción de gases o cólicos. Ésta es una señal de que las bacterias favorables están fermentando. Con el tiempo, aproximadamente  2 semanas, los síntomas deben ir disminuyendo hasta desaparecer. Para evitar estos molestos síntomas, se puede comenzar el tratamiento con  prebióticos que “barren” en primer lugar parte de las bacterias patológicas y dejar así preparada la flora intestinal para su repoblación.

 

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