El mejor aliado contra el cáncer, nuestro sistema inmune

En el siglo XXI contamos con numerosas armas para combatir el cáncer, pero sigue siendo difícil concretar una razón clara del porqué del padecimiento de esta enfermedad debido a su carácter multifactorial.

¿Fumar produce un cáncer de pulmón? ¿Si mis antecedentes familiares han tenido la enfermedad, significa que yo también la puedo padecer? ¿Vivir en un pueblo pequeño sin estrés en lugar de en la ciudad me resta probabilidades? Son preguntas sin respuestas exactas. Sin embargo, todos sabemos que si no queremos enfermar, debemos cuidarnos…es decir, debemos tener un sistema inmune fuerte.

¿Cómo saber si tengo un sistema inmune débil?

La inmunidad es la capacidad que tiene el cuerpo humano de resistir las agresiones que pueden proceder del medio ambiente externo (microorganismos o sus toxinas) o del propio medio interno (células neoplásicas). El sistema inmunitario es el encargado de proteger al individuo de estas agresiones. Alguna de las señales que nos indican que nuestro sistema inmune está debilitado pueden ser la siguientes:

  • Te constipas con facilidad con dolores frecuentes de garganta
  • Te notas con una fatiga constante
  • Dolores musculares y articulares constantes
  • Hinchazón, malas digestiones…

No hay analíticas que puedan cuantificar esto, por eso, es importante escuchar las señales de tu cuerpo e intentar hacer consciencia de que de verdad te estás cuidando.

¿Cómo mejorar nuestro sistema inmune?

Podemos establecer tres pilares fundamentales para intentar tener una salud óptima: la alimentación, el deporte y la gestión del estrés.

Equilibrio alimentario:

La alimentación es nuestra medicina diaria, pero también pueden ser nuestro tóxico diario. Como norma general, se aconseja realizar una dieta lo más variada posible para garantizar el aporte del mayor número posible de nutrientes.

Para conseguir que nuestra dieta satisfaga nuestros requerimientos energéticos, plásticos y reguladores, es decir, que sea equilibrada, debe regirse por la siguiente relación

  • El 50-60% de la energía aportada debe provenir de los glúcidos
  • El 30-35 % de la energía total de la dieta deben aportarla los lípidos
  • El 12-15 % de la energía deben suministrarla las proteínas

Junto a los nutrientes principales, una dieta equilibrada debe cubrir las necesidades de vitaminas y minerales, y asegurar el aporte suficiente de agua (entre 1,5 y 2 litros diarios) y fibra alimentaria.

Deporte:

Nuestro cuerpo está hecho para el movimiento. Ha sido nuestra manera de subsistir durante miles de años mediante la caza, la pesca, la agricultura… Sin embargo ahora fabricamos mandos a distancia para levantarnos lo más mínimo del sofá. Sería ideal hacer mínimo todos los días media hora deporte. Debemos intentar combinar ejercicios aeróbicos con anaeróbicos, ejercicios que aumenten nuestra capacidad de oxigenación y que fomenten el crecimiento de nuestra musculatura.

Un buen tono muscular nos aporta no solo una mejor postura, también más energía y un mayor gasto calórico.

Gestión del estrés:

Estamos sometidos prácticamente a un estrés diario. Sin embargo, para nuestro cuerpo, este fenómeno es relativamente nuevo. Durante miles de años las situaciones estresantes se basaban básicamente en conseguir alimentos y  en no ser invadidos por otras tribus. Los días eran largos y tranquilos. Nuestra inteligencia emocional no estaba tan desarrollada y fenómenos como la muerte, eran entendidos como un proceso natural.

El cáncer puede llamar a la puerta de cualquiera, pero si un día decide elegir la tuya, recíbele con una buena armadura…UN SISTEMA INMUNE FUERTE.

 

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