Los peligros del gimnasio

En la actualidad, nos encontramos en un momento en el que la práctica deportiva ha aumentado mucho en la sociedad. De la misma manera han aumentado el número de actividades deportivas que se ofertan en las ciudades, creciendo en número también los gimnasios. Muchas veces, con precios que son accesibles a un amplio rango de la población.

Ya hemos hablado anteriormente de los beneficios de la actividad física. Son beneficios que también podemos conseguir si elegimos acudir al gimnasio. Por ejemplo, bajar de peso, cuidar nuestra salud, tonificar los músculos, evitar el sedentarismo, etc. Sin embargo, muchas veces no somos conscientes de que esta actividad entraña unos peligros que pueden aparecer si no la practicamos con cierta precaución.

Principales riesgos de acudir al gimnasio:

En primer lugar, debemos ser conscientes del nivel desde el que partimos. Deberemos ser progresivos a la hora de comenzar a hacer deporte. No se puede pasar de la “nada” al “todo”. Puesto que en los gimnasios se puede realizar actividad física de maneras muy diferentes, debemos de tomar ciertas precauciones. Por ejemplo, están a la orden del día las clases grupales, donde podemos aumentar nuestra frecuencia cardiaca por encima del valor máximo establecido para nuestra edad, con los consecuentes riesgos que eso supone. En otros ejercicios, como en el levantamiento de pesas, podemos elevar mucho la tensión arterial, siendo igual de peligroso. Por ello, antes de comenzar a realizar esta práctica es recomendable asegurarse de que tenemos una condición física adecuada. Especialmente, de que no padecemos de ninguna enfermedad cardiovascular.

Una vez dicho esto, hay que tener cuidado con abusar en las cargas y elegir bien la intensidad del ejercicio si se quieren evitar lesiones. Muchas veces, se utilizan cargas superiores de las que somos capaces de emplear. Esto es un gran error que puede tener sus consecuencias, puesto que las malas posturas y los movimientos bruscos en el momento tal vez no duelan, pero si se repiten, pueden generar problemas en el futuro.

Ante cualquier duda sobre las máquinas y sus usos, lo mejor es consultar con el profesional en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Hay que ir gradualmente aumentando el peso y la dificultad de los ejercicios. Es mejor prescindir de algunos movimientos si no queremos lesionarnos, porque aunque parezcan sencillos, tal vez no sean los adecuados a nuestro nivel. También es importante saberq cuáles son los músculos que se ejercitan con cada aparato, para aprender a reconocer los síntomas: si te duele una parte del cuerpo “que no corresponde”, quizás sea porque estás haciendo mal el ejercicio. En este sentido, imitar ejercicios que vemos que los realizan deportistas o usuarios profesionales con mucha experiencia, puede hacer que nos pongamos en riesgo de sufrir una lesión. Muchas veces se pide consejos a amigos u otros usuarios en lugar de acudir a los profesionales.

La importancia de la hidratación:

​Otro aspecto importante a tener en cuenta para no sufrir ningún riesgo es la hidratación. Aunque lo más frecuente es que las personas tiendan a estar deshidratadas, no hay que beber mucho ni demasiado poco. La falta de hidratación provoca fatiga, mareos, peor recuperación, calambres musculares, o incluso tendinosis. El consumo de líquidos debe de ser constante, pero hay que tratar de evitar el exceso. Hay que beber antes, durante y después. No esperar a tener sed porque ya es tarde.

Por último, uno de los riesgos de ir al gimnasio, al que casi nadie presta atención, es el estado y el mantenimiento adecuado de las máquinas y los aparatos. Estos tienen que estar en buenas condiciones. También es imprescindible que los profesionales sean certificados y cualificados. Como consejo adicional, es bueno prestar atención a la higiene y el aseo del lugar.

Recordar que ninguno de estos riesgos son excusas para dejar de ir al gimnasio. Eso sí, es importante estar atentos a las posibles contraindicaciones para evitar inconvenientes en el futuro. No hay que sentirse “intimidado”. Lo importante es recordar los peligros y evitar ponernos en riesgo.

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