Las chanclas, un enemigo a largo plazo

Llega el buen tiempo y todos estamos deseando sacar los pies al aire. Por ello, es muy frecuente ver a gente que comienza a utilizar chanclas como calzado habitual. Esta situación conlleva más riesgos de los que somos conscientes.

El uso excesivo de chanclas, puede acarrear problemas futuros para la salud del pie. Por este motivo, los expertos aconsejan limitar su uso sólo a playas y piscinas. No debería ser utilizado como calzado cotidiano.

“Se trata de un calzado que no sujeta en absoluto el pie, el riesgo de lesiones es alto”.

Al no ofrecer un soporte adecuado al pie, ni una sujeción de la articulación del tobillo, existe una tendencia a realizar una flexión de los dedos “en garra” para sujetarlas. Este gesto, en apariencia inofensivo, genera una tensión continúa a los músculos y tendones de los flexores y extensores del pie. Puede convertirse en la principal causa de importantes lesiones a nivel de la fascia plantar. Ésta, es la  principal damnificada con este tipo de calzado.

¿Cuáles son los pies con mayor riesgo?

La utilización de las chanclas no es igual de nociva para todas las personas. Variará en función de la fisonomía del pie, el uso que le demos y la calidad del calzado.

Los pies con más “papeletas” para sufrir lesiones con el uso continuado de las chanclas suelen ser los que tengan modificada la arquitectura del arco plantar (pies cavos, o pies planos). Ante una suela fina y plana, la fascia plantar está sometida a una excesiva tensión. Dicha tensión, provoca irritación en el tendón. También tienen especial riesgo aquellos pacientes con problemas de circulación, diabéticos o con alteración en la sensibilidad. Estos deberían evitar su uso.

¿Qué requisitos debe cumplir el calzado de verano?

Por todo ello, te queremos dar unos requisitos mínimos a la hora de elegir un buen calzado en verano:

  • Sujeción en tobillo y empeine
  • Suela gruesa, semi-rígida y de alta densidad que amortigüe el impacto al caminar. Que  la suela no se doble y que sean estables, así evitaremos el riesgo de torcedura.
  • La suela debe ser flexible, con dirección hacia la punta, así facilitamos el movimiento natural de los dedos cuando caminamos y el apoyo será firme.

En definitiva, deberemos restringir el uso de las chanclas a periodos cortos de tiempo y evitar realizar actividades con ellas, o caminar el exceso.

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