La sal: un condimento peligroso para tu salud cardiovascular

La sal aporta sabor a nuestros platos y su uso está extendido a nivel mundial. Sin embargo, no es un condimento que nos reporte beneficios, más bien todo lo contrario, debido al abuso que se hace de ella.

Después del azúcar, este condimento es el factor controlable que más daño provoca en la salud. Su exceso  en la dieta hace que nuestra presión arterial aumente, conllevando un incremento del factor de riesgo en enfermedades cardíacas y accidentes cerebro-vasculares.

Composición de la sal:

La sal de mesa que añadimos a nuestros alimentos está compuesta en un 50% de sodio (Na) y el otro 50% de cloro (Cl). El sodio como elemento es poco abundante en los alimentos no elaborados, como verduras, legumbres, frutas, frutos secos, así como carne y pescado. Esto quiere decir, que todos los alimentos de forma natural son pobres en sal y ricos en potasio. Por este motivo, el problema radica en la que añadimos a la hora de cocinarlos, elaborarlos o envasarlos.

Dentro de una dieta equilibrada, debería mantenerse un equilibrio natural entre el sodio y el potasio, y ser más rica en potasio que en sal. Para ello podemos utilizar sencillos trucos como  el uso de hierbas aromáticas y especias en su lugar.

Numerosos estudios de la fisiología humana, demuestran que nuestro cuerpo está diseñado para ingerir mucho potasio y poca sal. El ser humano ha vivido milenios con una ingesta de sal mínima. Cuando la ingiere tiende a retenerla, provocando desajustes a nivel de sistemas de regulación de sodio-potasio (Na-K) que interviene entre otras muchas funciones, en el mantenimiento de la presión arterial.

El Instituto Nacional de Medicina recomienda no superar los 2500 mg de sodio diarios, equivalentes a 5gr (1 cucharadita). Si algún día se excede la cantidad diaria recomendada (CDR=5gr sal) deberíamos compensarlo aumentando el consumo de potasio. Algunos alimentos con niveles altos de potasio son los plátanos, la patata, las espinacas, los ajos,el  aguacate, las hierbas aromáticas y los frutos secos naturales.

Los 10 alimentos con mayor contenido:

  1. Panes y bollos
  2. Embutidos y fiambre
  3. Sopas (elaboradas o de sobre)
  4. Cubitos de caldos
  5. Pizza, hamburguesas y sándwich elaborados
  6. Quesos
  7. Pastas
  8. Snacks salados (patatas fritas, aceitunas, frutos secos fritos o tostados con sal…)
  9. Conservas y enlatados
  10. Tomate frito

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