El ictus es un trastorno brusco cerebral asociado a un problema del sistema circulatorio. Es provocado por la obstrucción o rotura de un vaso sanguíneo que suministra sangre al cerebro, lo que ocasiona a su vez que parte del cerebro no consiga el oxígeno que necesita, pudiendo llegar a alterar diversas regiones del cuerpo.
Es conocido también como hemorragia o derrame cerebral. Afecta por lo general a personas mayores, pero en los últimos años se han recogido datos de un aumento de ictus en personas jóvenes. Esto ha subido debido al ritmo de vida actual que llevamos. Se llega a considerar que 1 de cada 6 personas sufrirá un ictus, con menor o mayor transcendencia en su cuerpo.
Clasificación del ictus
Existen tres tipos de ictus, y en función del tipo al que corresponda, su pronóstico de recuperación varía
- Isquémico: se da en un 80% de los casos. Existe una disminución del flujo sanguíneo debido a una obstrucción producida por un coágulo de sangre, depósito de grasa o inflamación del propio vaso sanguíneo
- Hemorrágico: su prevalencia es de un 15-20%. Consiste en el paso de sangre dentro de la cavidad craneal debido a la rotura de un vaso sanguíneo, arterial o venoso. La causa más frecuente de la rotura es la hipertensión arterial. Tiene peor pronóstico de recuperación que el anterior porque puede afectar a más sistemas corporales.
- Trombosis venosa central. Es la menos frecuente, se da sólo en un 5% de los casos.
¿Cuál es el objetivo del tratamiento?
El objetivo del tratamiento es prevenir que tejido lesionado se extienda y potenciar la capacidad del paciente para funcionar por sí mismo. Cuanto antes se comience a hacer la rehabilitación, mayor calidad de vida puede esperarse. Es importante trabajar siempre con constancia y con ejercicios dirigidos.
¿Cuándo se puede iniciar el tratamiento?
El momento de iniciar el tratamiento juega un factor importante en cuanto a la probabilidad del éxito. Hay estudios que demuestran que una actuación temprana (los primeros días tras el accidente cerebrovascular), mejora significativamente el pronóstico.
El tratamiento se debe basar en dar conciencia motora y trabajar la propiocepción del cuerpo, mediante ejercicios globales, específicos.
Técnicas utilizadas para trabajar la propiocepción
Con ejercicio se contribuye al aumento de la fuerza, necesaria para mejorar la funcionalidad, la resistencia de la marcha y la capacidad cardiorrespiratoria. Mediante la propiocepción se promueve un buen aprendizaje motor y un aumento del procesamiento de la información del paciente.
- El Synergy Mat® es un conjunto de varias plataformas propioceptivas que simulan diferentes superficies con distintos niveles de inestabilidad. Mejoran de forma notable la recuperación funcional, gracias a la disminución del impacto en las articulaciones. Este método consiste en la búsqueda del equilibrio generado por el cambio de superficies al realizar los ejercicios. Bajo ejercicios guiados por el terapeuta y unido a superficie en la que se trabaja, genera una mayor coordinación ante el movimiento y un aumento de la flexibilidad.Con ellas se genera un trabajo propioceptivo intenso sin movimientos bruscos y sin impacto, ideal en la fase temprana de la rehabilitación.
- El Synergy Viss® es un equipo de vibración mecano-sonora. Se colocan unos transductores en contacto con la piel, y mediante la aplicación de la vibración en puntos específicos, estimula la propiocepción y activación muscular. Su aplicación es indolora y agradable para el paciente. Gracias a este impulso, se consigue reducir el dolor, aumentar la resistencia y mejora la coordinación del paciente, ya que interviene en la respuesta cerebral y en la médula espinal. Permite recuperar la capacidad funcional de los músculos que haya podido verse alterada a causa del ictus.
Ambas técnicas se pueden combinar para aumentar los estímulos tanto locales del músculo como de manera generalizada. El tratamiento siempre es personalizado y según las capacidades progresivas de la persona.
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