El papel de la fisioterapia en la fibromialgia

La fibromialgia es una enfermedad crónica y compleja. Se caracteriza por  causar dolores generalizados en los tejidos blandos del cuerpo, sentir un agotamiento profundo y una amplia variedad de otros síntomas. Es más común en mujeres adultas, aunque también puede afectar a niños, ancianos u hombres.

La etiología de esta enfermedad es idiopática, es decir, se desconoce cuáles son sus causas. Lo que si se sabe, es  que su desarrollo tiene una relación directa con haber sufrido algún tipo de trauma. Éste  puede haber  afectado al sistema nervioso central y producir a su vez esta condición de dolor y agotamiento que llamamos fibromialgia.

Además de dolor y agotamiento, los pacientes con fibromialgia pueden sufrir otros síntomas. Por ejemplo anquilosamiento o rigidez del cuerpo, dolores de cabeza, trastornos del sueño, puntos gatillos miofasciales hipersensibles, hipersensibilidad sensorial (como a la luz o a los sonidos), depresión y ansiedad…etc.

El diagnóstico se hace valiéndose de los siguientes criterios oficiales:

  • Tener dolor crónico, generalizado, musculoesquelético por más de tres meses en cada uno de los cuatro cuadrantes del cuerpo.
  •  Ausencia de otra enfermedad sistémica que pudiera ser la causa del dolor subyacente.
  • Múltiples puntos sensibles al dolor (o puntos de extrema sensibilidad) en sitios característicos . Hay 18 puntos sensibles que los doctores buscan al hacer una diagnosis de fibromialgia.

Uno de los tratamientos más eficaces que se propone para mejorar la calidad de vida de los pacientes con esta rara enfermedad es la fisioterapia. Su papel será:

  • Educar al paciente.  El sistema nervioso central se encuentra afectado por un proceso de sensibilización central. Los pacientes sienten un dolor sin que haya un daño real en el tejido).  El tratamiento de fisioterapia irá orientado a manejar este aspecto.  En primer lugar, deberá explicar y enseñar al paciente. Indicarle por ejemplo, qué y cómo es el dolor que tiene, explicándole que es real pero que sus articulaciones no están lesionadas y puede utilizarlas con normalidad. En muchas ocasiones,  el miedo al dolor hace que estos pacientes eviten la actividad. Este  comportamiento aumenta a su vez la gravedad de los síntomas.
  • Mejorar la movilidad y disminuir el dolor. A través de la terapia manual se trabajarán todos los tejidos blandos afectados. La movilidad de las articulaciones y la calidad de la musculatura mejorará, lo que ayudará a disminuir el dolor.
  • Activar y fortalecer la musculatura. A través del ejercicio se comenzará primero a activar la musculatura profunda y estabilizadora del cuerpo. Ideal para ello puede ser  la práctica del pilates por ejemplo. A continuación, se trabajará sobre el control del esquema corporal y para posteriormente pasar a realizar actividad física aeróbica, ejercicios de fortalecimiento y flexibilización suaves. De esta manera, podremos mejorar tanto el estado de salud como la calidad de vida de los pacientes.

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