Un indicador clave para no sobrepasar nuestro límites.
La medición de las pulsaciones y control de la frecuencia cardíaca es una de las principales formas de objetivar la intensidad del entrenamiento. Dicho control, nos aportará datos muy útiles a la hora de realizar una sesión de ejercicio. El objetivo será, no poner nunca en riesgo nuestra salud y conseguir un entrenamiento más eficiente. Deberemos también tener en cuenta, la importancia de saber establecer el intervalo de pulsaciones adecuado a los objetivos programados en cada sesión.
¿Quién tiene que medirse las pulsaciones?
Aunque la medición de las pulsaciones es un hábito cada vez más frecuente entre los que practican deporte, todavía muchas personas no lo hacen por diversos motivos. Uno de ellos puede ser el desconocimiento de su utilidad. En otras ocasiones, se debe a considerar que medir la frecuencia cardíaca es un acto orientado a deportistas de alto nivel. Sin embargo, es muy útil para todo tipo de deportistas. Incluso se hace más necesario entre aquellos que se inician en el ejercicio físico y que en ocasiones tienden a hacer ejercicios demasiado intensos durante las primeras sesiones de entrenamiento. Circunstancia que podría poner en peligro su salud.
¿Cómo puedo medir mis pulsaciones?
Existen diversas formas por las cuales se puede medir la frecuencia cardiaca. Una de los más fiables es el pulsómetro de reloj. De una forma muy sencilla, puede convertirse en un aliado indispensable en nuestras rutinas de entrenamiento. Este aparato nos indicará en cada momento el número de latidos por minuto.
También existe la posibilidad de medir la frecuencia cardiaca a través de la palpación de nuestro pulso arterial. Lo haremos en zonas donde se puede reconocer fácilmente, como la arteria carótida en el cuello o en la arteria radial en la muñeca. Lo normal para este último caso, es contar las pulsaciones que tenemos durante 6 segundos y multiplicarlo por 10. De esta manera, conoceremos el número de latidos por minuto que tenemos en ese momento.
La principal diferencia entre ambos métodos, es que con el pulsómetro conseguimos un control inmediato de nuestros niveles de esfuerzo. Sin embargo, con el control manual únicamente identificaremos las pulsaciones en un momento concreto.
¿Cuántas pulsaciones son las recomendadas?
Con respecto a en qué intervalo de pulsaciones tenemos que mantenernos durante el entrenamiento, dependerá del objetivo del mismo. Generalmente se puede dividir en dos grandes grupos:
- Entrenamiento de la capacidad aeróbica. Es la propiedad del organismo para funcionar y responder eficientemente a actividades sostenidas, sin experimentar fatiga y requerir demasiado esfuerzo. Conseguiremos de esta forma mejorar la resistencia. Este tipo de entrenamiento, desarrolla aspectos cardiovasculares y contribuye a quemar calorías, perder peso y oxigenar correctamente todo el organismo.
- Entrenamiento de la capacidad anaeróbica. Es la capacidad del cuerpo para obtener la energía sin utilizar oxígeno. Es importante para actividades de alta intensidad y poca duración, como la velocidad.
Cuando queramos mejorar nuestra capacidad aeróbica, las pulsaciones deberán estar entre el 65-80% de la frecuencia cardiaca máxima. Cuando queramos mejorar la capacidad anaeróbica, las pulsaciones se deberán mantener entre el 80-90% de la frecuencia cardiaca máxima.
La frecuencia cardiaca máxima se puede calcular de la siguiente manera:
- Para los hombres se aplica la fórmula de 220 menos la edad.
- Para las mujeres se aplica 225 menos la edad.
El resultado será el valor “máximo” de pulsaciones al que cada persona puede llegar a tener. No se deberá sobrepasar durante la práctica de ejercicio. Con este valor máximo teórico podremos establecer los diferentes intervalos antes mencionados.
Como es bien sabido, la práctica deportiva es una de las actividades más beneficiosas para nuestra salud a largo plazo. Sin embargo, someter a nuestro a cuerpo a esfuerzos para los que no está preparado, puede conllevar importantes problemas de salud. Incluso en casos extremos, derivando en un posible fallecimiento. De ahí que la posibilidad de cuantificar el esfuerzo al que estamos sometiendo a nuestro corazón, sea clave para poder disfrutar del deporte sin temor a sobrepasar esos umbrales.
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