Alimentación de tu bebé: ¿Cómo introducir los alimentos?

Existe una gran controversia con el tema de la alimentación infantil. Los padres se encuentran desbordados por toda la información que reciben:  libros, revistas, blogs, foros, amigos y familiares… Todos ellos nos informan sobre cuál es la mejor manera de ir introduciendo los alimentos al bebé.

Está claro que nadie tiene la verdad absoluta. Lo que si está claro, es que  tampoco se debe convertir en un quebradero de cabeza para los padres. Debería ser un camino divertido y emocionante. La curiosidad del bebé por los nuevos alimentos, debería ir animándole a descubrir sabores, texturas y formas de la manera más natural posible. El objetivo, es llegar a los dos años de vida con una alimentación igual a la del resto de la familia: lo más sana y variada posible. 

El bebé es el protagonista de este proceso

Por ello hoy, os queremos aclarar una serie de conceptos básicos con respecto a las alergias e intolerancias. La intención es guiaros de la manera más natural por este bonito camino. Es clave que seamos conscientes que el bebé debe ser el protagonista. Lo primero que debemos entender es, que el comer, no es sólo una necesidad. También es un placer. Por ello forma parte de nuestros hábitos sociales y culturales.

Para que esto sea así, lo mejor es introducir los alimentos siguiendo la curiosidad del niño. No basarnos en  las estrictas normas que se utilizaban (y utilizan). Estas normas,  nos proponen una introducción inflexible. Se  basa en un orden de alimentos según la incidencia general de reacción alérgica.

¿Cómo influye este proceso en las posibles intolerancias?

Numerosos estudios tiran por tierra esta teoría. Con la simple premisa de que la leche de vaca es el alimento con mayor prevalencia de alergias causadas, debería ser el último en introducir. No debería incluirse nunca antes de los 2 años de edad. Sin embargo, aquellos bebés que por diversas razones no lleven a cabo la lactancia materna, la toman desde el primer biberón. No hay que olvidar que las leches maternizadas se realizan a partir de la leche de vaca.

Aun así, debemos destacar que existen ciertos alimentos que tienen un riesgo real de producir problemas si se toman con frecuencia antes de cierta edad. Debido a la inmadurez de su sistema mucoso común inmune, un gran porcentaje de niños sufre reacciones diversas de intolerancia a alimentos que no son alérgicas (dolores de cabeza o de estómago, hinchazón abdominal…).

El 85% de ellas son un fenómeno pasajero. En estas ocasiones los niños los acaban tolerando según van madurando sus barreras defensivas intestinales, sobre todo a partir de los 3 años de edad. Sin embargo, a veces, la alergia alimentaria es vitalicia.

Los alimentos que pueden producir alergia de manera más frecuente son:

  • Antes del año de edad: leche de vaca y huevo.
  • De 1 a 2 años: pescados.
  • En mayores de 2 años: frutas, legumbres, soja, cereales, frutos secos.

La máxima incidencia de alergia alimentaria se da entre el primero y el segundo año de vida.

El método Baby Led Weaning, el ritmo lo marca el bebé

Volviendo a la premisa de que el objetivo final es que nuestro bebé consiga una alimentación sana y variada antes de los 2 años para evitar crear alergias o intolerancias, os presentamos una alternativa que está cobrando especial fuerza en los últimos años llamada Baby Led Weaning (BLW) o Introducción de la Alimentación Guiada por el Bebé.

Consiste en hacer del niño el principal actor de la introducción de la alimentación. Aprovecharemos dos cualidades propias de su edad: la curiosidad y la imitación.

Para poder llevar a cabo este método, es esencial entender que mientras no tengamos un motivo claro deberemos:

  • Dejar que la cantidad de comida la marque el niño.
  • En cuanto a la variedad, nosotros ofrecemos variedad y el niño por curiosidad empieza a probar. La única forma en la que inducimos que pruebe alimentos nuevos es ofreciéndolos con más frecuencia.

Los únicos límites temporales en cuanto a variedad realmente justificados son:

No antes del año:

  1. Leche de vaca entera: darla antes puede generar intolerancias con más facilidad.
  2. Miel cruda: en la miel hay con frecuencia esporas de Clostridium botulini. Es un germen que en niños pequeños es capaz de producir una intoxicación grave. La flora intestinal del bebé no está aún muy madura y cualquier germen tiene más facilidad de crecer.
  3. Verduras de hoja verde: son muy ricas en nitritos y pueden producir una intoxicación.

No antes de los dos años:

  1. Pescado azul grande y marisco: son animales que filtran mucha agua y su cuerpo es muy rico en grasa. Es en esa grasa, donde se acumulan impurezas como los metales pesados, peligrosos en los niños durante la primera fase del desarrollo cerebral.
  2. Huevo crudo: puede contener salmonela, dando lugar a infecciones.

No antes de los 4 años:

  1. Frutos secos: el peligro es el atragantamiento. Son la causa más frecuente de muerte por atragantamiento en niños, ya que son alimentos que en medio húmedo no se deshacen, se hinchan.  Un trocito de 1 mm en el bronquio puede multiplicar su tamaño por 5 y hacer que el niño se ahogue. En cuanto a las alergias, se ha visto que tomar los frutos secos tarde favorece la aparición de alergias. Por lo que la solución es dar frutos secos humedecidos, incorporándolos en masas (harina de almendra, de avellana, etc.) y en salsas.

 Con la excepción de estos alimentos, el método BLW asegura que no existe una justificación real para que cualquiera de los demás alimentos no pueda tomarlos un niño de más de 6 meses. De hecho, se recomienda que para evitar alergias el huevo y al gluten, se introduzcan lo antes posible, pero siempre después de los 6 meses.

Lo que sí es recomendable, aunque el orden sea marcado por las preferencias del niño, es que anotemos  cuando empezó a tomar cada alimento nuevo. Estos datos,  pueden ayudarnos a identificar alergias si aparecieran.

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