8 de marzo. Día de la mujer

Hoy, 8 de marzo, Día de la mujer, queremos hablaros sobre las alteraciones de suelo pélvico más frecuentes y aquellas menos conocidas en la mujer.

  • Entre las disfunciones de suelo pélvico más frecuentes nos encontramos:
  • La incontinencia urinaria
  • El prolapso de órganos pélvicos y las alteraciones propias producidas por el embarazo
  • Alteraciones perineales típicas de la menopausia, como la sequedad vaginal y la debilidad de suelo pélvico, entre otras
  • Dolor pélvico crónico (vaginismo, vulvodinia, neuralgia del pudendo, etc.).
  • Desconocemos la prevalencia exacta de dichas patologías debido a los diferentes métodos de diagnóstico y al hecho de que en el siglo XXI todavía las mujeres son reacias a consultar con el médico este tipo de síntomas.

Incontinencia urinaria

La incontinencia urinaria es cualquier pérdida involuntaria de orina (por pequeña que sea) que conlleve una molestia psicológica y/o social.

Hay tres tipos de incontinencia:

  • De urgencia: el escape de orina va precedido por una sensación imperiosa de orinar, una urgencia, que en muchas ocasiones, impide hacernos llegar a tiempo, por tanto el escape tiene lugar abriendo la puerta de casa, la puerta del baño o incluso desabrochándonos ya el pantalón.
  • De esfuerzo: es la más frecuente y consiste en el escape involuntario de orina cuando se produce un esfuerzo físico como por ejemplo al correr, saltar o simplemente al reírse, toser o estornudar.
  • Mixta: combina las dos citadas anteriormente.

La fisioterapia es fundamental en el tratamiento de dicha patología. Fortaleciendo la musculatura del suelo pélvico podemos solucionarla. Para ello, usamos diferentes técnicas como el biofeedback, la electroestimulación, ejercicios de Kegel, la gimnasia abdominal hipopresiva, el método 5p y el entrenamiento específico de toda la musculatura de la esfera pélvica.

Este tratamiento puede reducir o incluso eliminar el riesgo de pérdidas, teniendo una tasa de curación del 70%.

Prolapso

El prolapso es el descenso de una o varias vísceras pélvicas. Dentro de los órganos pélvicos nos encontramos con el útero, la vejiga y el recto.

La probabilidad de sufrir un prolapso pélvico aumenta después de uno o varios partos. Este problema afecta al 40% de las mujeres mayores de 50 años y en ocasiones a mujeres jóvenes.

  • Tipos de prolapso: uretrocele (descenso de la uretra), cistocele (descenso de la vejiga), histerocele (descenso de útero), rectocele (descenso del recto) o enterocele (descenso del intestino delgado).
  • Factores de riesgo: dentro de los factores de riesgo más comunes nos encontramos con el embarazo y el parto. También lo son el sobrepeso y la obesidad, la tos crónica, el estreñimiento crónico, los deportes de impacto o hiperpresivos (correr, saltar o aquellos que produzcan una flexión de tronco de manera repetida), cirugías pélvicas, menopausia, etc.

La fisioterapia en estos casos ayuda a fortalecer la musculatura, a la corrección postural o a la elección de un deporte menos lesivo para nuestro suelo pélvico.

Alteraciones propias del embarazo y el parto:

Tras el embarazo la mujer sufre diferentes trastornos que debemos corregir para no sufrir algunas de las patologías citadas anteriormente.

Por ello es necesario acudir a un fisioterapeuta especializado tras la cuarentena. Éste nos valorará y nos ayudará. a que toda nuestra estructura ósea y muscular vuelva a realizar su función normal.

Embarazo:

Debido a los cambios hormonales del embarazo y el parto, toda nuestra estructura sufre cambios. Esto es debido principalmente a la relaxina, que aumenta la elasticidad de nuestros tejidos, y la progesterona, que disminuye el tono muscular.

La fisioterapia durante el embarazo ayuda con el ejercicio terapéutico a aumentar nuestro tono muscular mermado hormonalmente. Asimismo, a la estabilización de toda nuestra estructura para no realizar compensaciones que pueden provocarnos dolor lumbar, pélvico, ciática, etc.

Alteraciones tras el parto:

  • Diástasis abdominal: es la separación fisiológica que se produce durante el embarazo de los rectos abdominales que están unidos en la línea alba del abdomen. Tras el parto cuando esta unión desaparece y es igual o mayor a 2,5 centímetros se considera patológico y hay que tratarla.

El abordaje fisioterapéutico en este caso consiste en radiofrecuencia para el fortalecimiento de todo el abdomen, ejercicios específicos de abdomen, gimnasia hipopresiva y método 5p.

  • Cicatrices: tanto la episiotomía en el caso de parto vaginal como la cesárea, tienen que ser tratadas para evitar futuros problemas de adherencias, dispareunia, etc.

En este caso tratamos las cicatrices de forma manual, ventosas, punción seca y radiofrecuencia.

Dolor pélvico crónico:

  • Vaginismo: Se trata de una contracción involuntaria e inconsciente de los músculos del suelo pélvico que rodean la vagina. Ocurre en el músculo pubococcígeo, provocando el cierre total o parcial de ésta y causando dolor, ardor o molestia durante la penetración o al intentar ponerse un tampón o incluso en las revisiones ginecológicas. Afecta al 21 % de las mujeres aunque este dato no es real ya que muchas mujeres no lo dicen porque lo consideran un tema tabú.

El tratamiento de fisioterapia sobre todo se centra en la relajación de la musculatura espástica, biofeddback para aprender correctamente a contraer y relajar dicha musculatura, técnicas manuales acompañadas de radiofrecuencia y electroestimulación, puesto que la mayoría de estas mujeres padecen debilidad muscular.

  • Atrapamiento del nervio pudendo: el nervio pudendo se encarga de inervar toda la región pélvica, genitales externos de ambos sexos, así como los esfínteres urinario y rectal.

La neuralgia del pudendo se caracteriza por dolor severo a lo largo del recorrido del nervio y suele ser de carácter unilateral, se agrava sentado y mejora de pie, empeorando a lo largo del día. Puede dar dolor referido tanto en suelo pélvico, ano, vagina (escroto) y clítoris (pene). Es común que estos pacientes tengan que recurrir a flotadores a la hora de sentarse para disminuir la presión sobre la zona de dolor. Puede asociarse con estreñimiento, trastornos urinarios y disfunción sexual.

La fisioterapia tiene un papel fundamental en esta patología ya que la mayoría son de carácter miofascial. Se trata sobre todo con radiofrecuencia y tratamiento manual para disminuir el dolor. En ocasiones debido al dolor se crean bandas tensas en la musculatura creando puntos gatillo que se pueden tratar con punción seca. Además, cuando conseguimos reducir la tensión muscular y el dolor, podemos empezar un trabajo de reeducación de esta musculatura y comenzar con la ganancia de fuerza progresiva con electroestimulacion y biofeedback. La gimnasia abdominal hipopresiva también nos ayuda a la hora de relajar la musculatura.

Si crees que puedes sufrir alguna de estas patologías citadas anteriormente no dudes en consultarnos: podemos ayudarte.

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