Entrenamiento en la playa: lo has probado alguna vez? La playa va a ser el destino de muchos de nosotros para pasar las vacaciones de verano. Si queremos aprovechar para seguir haciendo deporte, las posibilidades que nos ofrece tanto para practicarlo en grupo como de forma individual son numerosas.
La playa es el sitio perfecto para correr, saltar, bañarse, jugar a fútbol, voley o palas. Todo de forma gratuita y al aire libre. Eso si, hay que tomar ciertas precauciones para volver a casa sin ningún tipo de problema de salud o lesión.
Cuidado con los golpes de calor.
Lo primero de todo, mientras haya posibilidad, hay que intentar evitar practicar cualquier tipo de ejercicio durante las horas centrales del día en la playa. En ese momento, las temperaturas a las que nos exponemos pueden llegar a ser nocivas para nuestro cuerpo. El momento ideal para practicar ejercicio es a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde. Haciéndolo así, además de disfrutar de mejor temperatura, habrá más probabilidades de encontrarnos menos gente en la playa.
Protegernos del sol.
Por la misma razón, es importante usar crema solar protectora para las zonas que queden descubiertas por la ropa. La crema no debe ser nunca inferior a un factor 15. Debemos aplicárnosla media hora antes de la exposición y repetir cada dos horas, siempre después de cada baño. Además de la piel, es importante que protejamos también del sol nuestra cabeza y nuestros ojos. No olvides protegerte con un gorro o gorra, así como de elegir unas gafas de sol con cristales de calidad y homologados.
Mantenernos hidratados.
Otro aspecto clave cuando las temperaturas son altas y hacemos ejercicio en la playa es la hidratación. Vamos a perder mucho líquido a través del sudor en un día de entrenamiento en la playa y tenemos que reponerlo con frecuencia para evitar la deshidratación. Esta, debido a las altas temperaturas y a la humedad, puede darse con mayor facilidad que en otras épocas del año. Siempre debemos tener a mano una botella de agua. También es recomendable que la utilicemos para humedecer zonas como la cabeza, la cara o la nuca.
Precaución al correr por la orilla.
Para aquellos a los que les gusta correr por la orilla de la playa, hay que tener en cuenta el peligro que puede suponer la inclinación de la misma. El desequilibrio que se produce al correr en estas condiciones implica cargar más una pierna que otra. Esta sobrecarga, puede producir contracturas o lesiones en articulaciones como la cadera o la rodilla. Para combatir este problema, es conveniente correr en ambos sentidos, para repartir la carga y el desnivel. Por otra parte, si se corre por la arena seca, hay que tener en cuenta que la irregularidad del terreno puede favorecer las torceduras, más aún si se corre descalzo. Habrá que extremar las precauciones.
Cuidado con los cambios bruscos de temperatura.
Por último, hay que tener en cuenta que a la hora de nadar o darse un baño (más si es después de haber realizado un entrenamiento en la playa) no es conveniente meternos en el agua de golpe. El cambio de temperatura entre el exterior y el agua en la playa puede acabar produciéndonos un síncope. Esto se produce por la disminución brusca del flujo sanguíneo en los órganos vitales. También es importante poner atención a las zonas donde se puede nadar y donde no, teniendo cuidado con las corrientes y estando preparados para siempre poder nadar hacia donde el agua no nos cubra.
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